Son los objetos quienes tienen que adecuarse a
nuestro conocimiento. En esta inversión del papel que juegan el sujeto y el
objeto en el conocimiento radica la llamada "revolución copernicana"
de Kant.
El entendimiento no es una
facultad pasiva, que se limite a recoger los datos procedentes de los objetos,
sino que es pura actividad, configuradora de la realidad.
“Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos, algo que ampliara nuestro conocimiento, desembocaban en el fracaso. Intentemos, suponer que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo”.
“Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos, algo que ampliara nuestro conocimiento, desembocaban en el fracaso. Intentemos, suponer que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo”.
Si el entendimiento está
sometido a ciertas categorías que determinan a los objetos, entonces podemos
saber a priori que no ocurrirá nada en el campo de la experiencia humana que no
esté sometido a tales categorías. En consecuencia, el sujeto adquiere un papel
configurador de la realidad, en lugar de ser el mero receptor pasivo de una
supuesta realidad objetiva a la que se debe someter.
Kant estudia en la Estética
trascendental y Analítica Trascendental las condiciones que posibilitan la
determinación del objeto por el sujeto:
1.- La sensibilidad y el
entendimiento.
A diferencia de lo que habían afirmado los racionalistas y los
empiristas, quienes concebían una sola fuente del conocimiento, la razón o la
experiencia, respectivamente, para Kant el conocimiento es el resultado de la
colaboración entre ambas: por la sensibilidad recibimos los objetos, por el
entendimiento los pensamos.
“Los objetos nos vienen, dados mediante la sensibilidad y ella es la única que nos suministra
intuiciones. Por medio del entendimiento, los objetos son, en cambio, pensados
y de él proceden los conceptos”
Kant a afirmará que existen tanto en la
sensibilidad como en el entendimiento unas formas trascendentales, que no
dependen de la experiencia, y que son a priori, por lo tanto, que actuarán como
un "molde" al que se tienen que someter los datos recibidos por la
sensibilidad y los conceptos formados por el entendimiento. En consecuencia,
tanto la sensibilidad como el entendimiento adquieren, aunque a distinto nivel,
un papel configurador de la realidad.
2 .-
Sensibilidad (estética trascendental)
Por sensibilidad entiende Kant
la capacidad de recibir representaciones, al ser el sujeto afectado por los
objetos. Esta capacidad es meramente receptiva.
El modo
mediante el cual el conocimiento se refiere inmediatamente a un objeto es
llamado por Kant intuición; y el
efecto que produce un objeto sobre nuestra capacidad de representación sensible
es llamado por Kant sensación; en el
caso, de la sensibilidad, esa referencia inmediata a un objeto es llamada intuición sensible o empírica. Y el
objeto indeterminado de una intuición empírica, lo que supuestamente la causa,
es llamado fenómeno.
En el fenómeno
podemos distinguir una materia y una forma. La materia del fenómeno es lo que
dentro del mismo corresponde a la sensación. Y la forma "aquello que hace que lo diverso del mismo pueda ser
ordenado en ciertas relaciones". Con
esto Kant nos quiere decir que las sensaciones no pueden ser ordenadas por algo
que sea, a su vez una sensación: y si la materia de la sensación procede de la
experiencia, es a posteriori, lo que ordena las sensaciones, la forma, ha de
ser algo distinto, por lo que no puede proceder de la experiencia, y ha de ser,
por lo tanto, a priori.
3.-
El Entendimiento. (La analítica trascendental).
La sensibilidad es la fuente de todas nuestras
intuiciones. Si prescindimos de la sensibilidad, dice Kant, no podemos tener
intuición alguna. El entendimiento no es una facultad que nos permita intuir,
es decir, establecer una relación directa con un objeto; y
Dado que no hay otra forma de conocer, fuera de
la intuición, que la conceptual, resulta que el entendimiento es un
conocimiento conceptual, discursivo. La sensibilidad suministra las intuiciones
del conocimiento; el entendimiento suministrará los conceptos.
Las intuiciones sensibles, si no son pensadas a través de un concepto, (subsumidas* en un concepto, dice Kant), no nos ofrecerían conocimiento alguno: equivaldrían a un torrente inconexo de sensaciones. Los conceptos, si no se remiten a una intuición sensible, nos ofrecerían un conocimiento vacío de contenidos. "Las intuiciones, sin conceptos, son ciegas; los conceptos, sin intuiciones, son vacíos".
Las intuiciones sensibles, si no son pensadas a través de un concepto, (subsumidas* en un concepto, dice Kant), no nos ofrecerían conocimiento alguno: equivaldrían a un torrente inconexo de sensaciones. Los conceptos, si no se remiten a una intuición sensible, nos ofrecerían un conocimiento vacío de contenidos. "Las intuiciones, sin conceptos, son ciegas; los conceptos, sin intuiciones, son vacíos".
El entendimiento es la
facultad de pensar y, como tal, pura actividad, frente a la receptividad* de la sensibilidad. Esa
actividad se identifica con la formación de conceptos, es decir, con la
creación de formas bajo las cuales se pueden ordenar diversas representaciones
bajo una sola común a todas ellas. Así, mientras que la sensibilidad suministra
las intuiciones sensibles, el entendimiento piensa bajo conceptos esas
intuiciones, unificando bajo el concepto la diversidad ofrecida por la
sensibilidad.
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